SAN ANTONIO.- Mi mujer estaba con los nenes de un lado para el otro y me quedé solo viendo el partido. ¡No podía hablar con nadie! Y éste sí que era un cruce para tener alguien con quien descargarse, así que no me quedó otra que hacerlo por el Twitter. Me salvó el Chapu que se metió con algunas cositas. Porque también los llamé por ahí a mis hermanos, pero Leandro estaba ocupado y peor que yo; y el Sepo, como siempre, estaba comiéndose las uñas, así que no podía escribir. La verdad es que estuve muy tenso durante todo el partido y gracias a los chicos, a esa garra, a ese sentido de equipo que demuestran cada día, ahora puedo sentir esta emoción enorme.
Es que fue un partidazo y había demasiadas cosas en juego. Por los que faltamos, porque Fabri estuvo casi una semana en cama y con cinco kilos menos por la enfermedad? ¡porque era Brasil!
Es muy raro que en un partido tan importante como lo fue éste se meta lo que se metió en el primer tiempo. Se arrancó con mucha efectividad, todos muy finos, y se sabía que a lo largo del juego eso no podía seguir así. Se jugó durísimo, muy físico y había que estar atentos. Fue para el que tuvo más oficio y mantuvo la concentración en los momentos clave.
Lo de Luifa... bueno, ustedes ya lo saben bien. No sé. Realmente no sé qué más decir, no tiene palabras. Porque no son solamente los 37 puntos, eso los puede hacer cuando quiera. Sabemos que puede. Fue la responsabilidad que tuvo con las bolas más difíciles, la clase de puntos que metió, especialmente en el final... ¡y el robo del último minuto! Es demasiado, es algo de locos lo que está haciendo.
Pero todos tuvieron lo suyo. Jasen fue clave. Cuando Leandrinho metió esos dos tiples seguidos y Brasil sacó seis de ventaja en el comienzo del último cuarto, parecía que se daba otro partido. Y Pancho, que en realidad es más obrero que un tirador, metió un triple para dar tranquilidad y otro para empatar y agrandarnos.
También Carlitos, con sus penetraciones; ¡Y Fabri, raspándose con todos! Qué lindo es verlo otra vez con la camiseta de la selección. Tiago Splitter es un jugador tremendo y él ni siquiera lo dejó llegar al aro.
Después, Pablo manejando el equipo, Leo metiendo un par de triples importantes, jugando concentrado y duro en defensa. La verdad es que veo cómo el equipo otra vez se pone a la altura de la exigencia del rival. Hace lo que necesita para cada partido. Se ve que es un equipo con otra presencia, con autoridad. Y eso se consigue con todos los años de selección, de conocerse mucho entre los jugadores.
De Lituania no quiero hablar demasiado, porque vi algunas cosas, pero salteadas. Ayer vi el último cuarto contra China. Como ya lo dije en la última columna, lo que más sorprende es que sigan siendo un equipo tan fuerte a pesar de tener una cantidad enorme de ausencias.
Pero en esto tenemos que ser sinceros, la realidad es que éste es, en apariencia, el equipo de Lituania más débil de los últimos años. No quiero que se interprete mal, están jugando muy bien y son peligrosos, pero si teníamos que imaginar un cruce en los octavos de final, era para respetar y tener más cuidado Brasil que Lituania.
Por supuesto que el equipo lo va a salir a jugar de la misma manera, con la misma intensidad. Sabemos que no estamos en condiciones de subestimar a nadie.
Hoy viví algo similar a lo que sentí cuando me tocó quedarme sin jugar en el Preolímpico de Las Vegas y vi al equipo celebrando por televisión. Un poco menos en el partido por el bronce en Pekín, porque aunque no pude jugar esa vez, estaba ahí para agradecerles lo que hicieron.
Pero ayer, verlos festejar otra vez, en un partido tan importante, tan especial... fue impresionante. Tuve otra vez ese cosquilleo en el estómago. Y la verdad es que sabía que en algún momento iba a venir. Me da una gran nostalgia y me hubiera gustado estar ahí para abrazarlos y decirles "gracias" otra vez.
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